- Reducir la carga de trabajo del docente al ocuparse de algunas de las tareas más repetitivas o personalizar el itinerario académico basándose en datos son algunas de las ventajas de esta nueva tecnología.
- Una de las funciones más sorprendentes es el análisis de las emociones mediante técnicas de reconocimiento facial, que puede ayudar al profesor a controlar el comportamiento en el aula.
- Los principales desafíos consisten en asegurar que el uso de algoritmos inteligentes en el ámbito educativo sea ético y responsable y que no se deje a nadie atrás (brecha digital).
Muchos nos preguntamos, en ocasiones con inquietud, de qué manera afectará la irrupción de la inteligencia artificial al sector educativo, ¿desaparecerán las aulas tradicionales? ¿Y los profesores? ¿Habrá despidos masivos? ¿Se estrechará la brecha digital o por el contrario se convertirá en un silo?
Es pronto para responder a algunas de estas cuestiones (ChatGPT lleva tan solo seis meses en el mercado y todavía no ha generado ninguna crisis) aunque no debemos ser ingenuos. “Open AI estima que el 80% de todas las profesiones contarán con algún nivel de automatización. Por lo que a largo plazo todo el mundo se verá afectado” anuncia Dmytro Voloshyn, cofundador y CTO de Preply, plataforma de aprendizaje de idiomas online. Voloshyn se muestra convencido de que la figura del docente sobrevivirá en el nuevo modelo, ya que la IA en ningún caso reemplazará a los docentes, sino que les “hará mejores profesionales”, dándoles “superpoderes” y liberándoles de las labores más monótonas.
En Preply, que se diferencia de otras soluciones por un algoritmo inteligente que ayuda a encontrar el mejor tutor para cada estudiante, han identificado seis desafíos a los que se enfrenta el sector educativo, especialmente en la enseñanza de idiomas, y cómo la inteligencia artificial puede ser de gran ayuda para superarlos.
Primer reto: la accesibilidad
Las clases online han supuesto un antes y un después en el acceso a la enseñanza de idiomas. Gracias a la videollamada y a las plataformas de aprendizaje ya no existen barreras geográficas y uno puede recibir clases privadas y en grupo con un tutor de cualquier país del mundo.
“Sabemos que el aprendizaje individualizado es el mejor método de educación, pero tiene sus limitaciones: a veces el problema es la disponibilidad de profesores especializados en diferentes lugares, otras falla la eficiencia del proceso, o nos encontramos con la barrera del precio. Creemos que las tutorías personalizadas con la asistencia de IA mejorarán la eficiencia de la educación de idiomas, que además será más accesible y más barata”, explica Voloshyn.
Sin embargo, la brecha digital sigue siendo un problema importante en muchos países, lo que significa que algunos estudiantes no tienen acceso a dispositivos o a una conexión de Internet segura. Por otro lado, la accesibilidad para personas con discapacidad puede mejorar gracias a la IA, por ejemplo con tecnologías capaces de transcribir en tiempo real las lecciones.
Segundo reto: la adaptación curricular
El ratio de profesores por alumno y las dificultades para adaptar el currículo a las necesidades, habilidades e intereses de cada estudiante es uno de los grandes retos de los docentes en la actualidad. Precisamente, una de las ventajas de la Inteligencia Artificial es la de proporcionar experiencias de aprendizaje personalizadas e individualizadas.
Debido a que cada alumno tiene cualidades únicas, no todos aprenden a la misma velocidad o con los mismos métodos. Los algoritmos inteligentes pueden crear itinerarios de aprendizaje personalizados para cada estudiante, basados en sus fortalezas y debilidades. El experto de Preply adelanta algunas de las aplicaciones: “Un buen ejemplo es que puede preparar materiales personalizados y deberes basados en las lecciones que han tenido lugar entre estudiantes y tutores”.
Esto no solo hace que el proceso de aprendizaje sea más interesante y motivador para los estudiantes, sino que también les permite avanzar a su propio ritmo.
Tercer reto: Mantener la atención de los estudiantes
Los estudiantes de hoy se enfrentan a mayores distracciones y estímulos externos debido a la omnipresencia de tecnologías como los teléfonos inteligentes. Para los profesores, es esencial comprender el estado anímico de sus estudiantes, identificar qué les distrae o, por el contrario, qué les llama la atención, y asegurarse de que el comportamiento en el aula, ya sea virtual o presencial, sea el adecuado.
En este contexto, existe una tecnología capaz de analizar las emociones a través de vídeos mediante técnicas de reconocimiento facial y análisis de expresiones faciales. Los algoritmos inteligentes pueden identificar y etiquetar diferentes emociones, como la felicidad, la tristeza, el enfado, el miedo y la sorpresa, examinando los movimientos y la posición de los músculos faciales durante la videollamada.
Estos datos se convierten en recomendaciones que pueden ayudar al profesorado a mejorar el comportamiento y la actitud en su aula. “En el caso de una clase privada one to one, la IA podrá detectar si el estudiante está perdiendo interés en el proceso de aprendizaje de idiomas, y podremos avisar al tutor y recomendarle que haga algunos cambios para atraer de vuelta la atención”, indica Voloshyn.
Cuarto reto: Mejorar la eficiencia a través del análisis de datos
La IA puede recopilar y analizar grandes cantidades de datos sobre el rendimiento de los estudiantes (y los profesores), lo que permite identificar patrones y tendencias y sugerir cambios.
La tecnología inteligente también puede proporcionar recomendaciones personalizadas a los estudiantes. Por ejemplo, si un estudiante está teniendo dificultades con un tema en particular, los algoritmos inteligentes pueden recomendarle recursos adicionales (como lecturas) o actividades prácticas que le ayuden a integrar esos conocimientos. En concreto Voloshyn destaca cómo, en el contexto de una clase de idiomas, la AI generativa “puede ayudar a resumir los apuntes y sugerir ejercicios con el vocabulario nuevo que se ha utilizado durante la lección”.
La tecnología, sin embargo, tiene sus límites, y los algoritmos no están diseñados para una tarea muy recurrente de todo maestro: puntuar exámenes, el bolígrafo rojo, por lo tanto, no se jubila. “Por desgracia, los modelos actuales de inteligencia artificial no son deterministas (no siempre producen los mismos resultados para una misma cuestión). Hay estudios que afirman que si le pides a una IA que ponga nota a dos ensayos prácticamente idénticos, a uno le pone un 7 sobre 10 y a otro le pone un 5 sobre 10. Es un problema técnico y no estamos seguros de que vaya a resolverse en un futuro próximo”, explica el experto en IA de Preply.
Quinto desafío: superar las barreras lingüísticas y culturales
Una de las aplicaciones de los algoritmos inteligentes es la traducción automática, que facilita el acceso de los estudiantes a materiales educativos en su idioma nativo, rompiendo barreras lingüísticas y culturales.
Además, esta tecnología puede ser de gran ayuda en la comunicación entre estudiantes y tutores al utilizar técnicas de reconocimiento de voz y texto que permiten una comunicación más fluida. El (entonces) futurista dispositivo UT o traductor universal que recordarán con nostalgia los fans de la serie Star Trek, podría haberse quedado atrás en su representación frente a los actuales sistemas de traducción simultánea mediante voz.
Sexto desafío: garantizar que la IA se utilice de manera ética
Hay que tener en cuenta diferentes riesgos del uso de la IA en el aula con fines educativos, especialmente los que se refieren a la protección de los datos personales y académicos del estudiante. Evitar que la información se comparta con terceros sin consentimiento, comprometiendo la privacidad de los alumnos, es fundamental, y por ello las entidades educativas que decidan implementar este tipo de herramientas deberán hacer un mayor hincapié en la ciberseguridad, además de estar atentos a las futuras regulaciones.
Se espera que en los próximos años la IA se convierta en una herramienta común en la educación y que transformará la forma en que aprendemos y enseñamos. La naturaleza del trabajo de los profesores, y en concreto de los profesores de idiomas, previsiblemente cambiará. “Harán menos trabajo rutinario, manual y repetitivo, y se dedicarán a cosas más creativas, como desarrollar una relación más empática con los estudiantes o hacer más hincapié en áreas importantes que exigen un trabajo directo como la pronunciación o el acento”, describe el responsable tecnológico de Preply. Corregir deberes de puño y letra, por otro lado, podría dentro de poco ser cosa del pasado.
Frente a los que auguran que el desarrollo de la IA pronto convertirá a los ordenadores en mejores docentes que los profesores, en Preply confían en que la combinación entre las cualidades humanas (“La enseñanza es una actividad profundamente personal”, insiste Voloshyn) y la eficiencia tecnológica ayude a los alumnos a alcanzar todo su potencial.
Fuente: Preply