El ikigai (生きがい) es un término japonés que se compone de dos palabras; “iki” que significa “vida” y “gai” que significa “merecer la pena”. En español, podríamos traducirlo como “una vida que merece la pena”, aunque también se han usado como traducción expresiones tales como “propósito de vida” o “razón de vivir”.
Aella Pazos
La prefectura de Okinawa, al este de Japón, es una de esas regiones que apetece visitar algún día. Esta prefectura se compone de más de 150 islas de agua cristalina y verdes colinas. Además, la región es conocida también como las islas de la longevidad. ¿Por qué? Pues porque sus habitantes son de los más longevos del mundo, contando con varios centenarios que no solo llegan a esa edad, sino que además lo hacen en pleno uso de todas sus facultades.
El escritor Francesc Miralles realizó allí una investigación para saber porqué vivían tanto, esperando encontrarse algún hábito especial, una alimentación distinta, una actividad física mayor de lo normal… Pero fue otra cosa la que encontró. La palabra “Ikigai”, fue lo que descubrió allí. Una filosofía de vida que, unido a una vida activa y unos buenos hábitos alimenticios, hacen que los habitantes de Okinawa lleguen a la vejez en plena forma y activos.
Y, ¿En qué consiste la filosofía del Ikigai? Consiste, nada más y nada menos, que tener un propósito por el que vivir. Este propósito puede ser tu trabajo, tu hobbie, tus hijos… Algo que te llene y te haga feliz, que te levantes todos los días sabiendo que vas a realizar aquello que amas. Que te permite vivir una vida que merece la pena. Puede haber más de un ikigai en la vida, y, unido a su filosofía de vivir el momento como si fuese el último, les aporta ese disfrute, esa energía de aprovechar su vida y disfrutarla al máximo.
No es nada que desconozcas, pero en Occidente esa filosofía no encaja con nuestra sociedad, que se ha vuelto veloz, arrolladora y que promueve el multi-tasking, haciendo que nunca vivas el momento presente por la cantidad de cosas que estás haciendo no todo lo bien que podrías, de forma que no llegas a disfrutarlo. Detente un momento, respira hondo, y aplica estas filosofías. No sé si conseguirás vivir tanto como las gentes de Okinawa, pero seguro que aprendes a vivir más relajado y aprovechando mejor el tiempo que pasas con los tuyos, con el trabajo, contigo mismo, etc.
Aquí te dejo el link al vídeo completo de la entrevista realizada a Francesc Miralles
Y aquí debajo, un fragmento de la misma entrevista: