Navidad, comilonas y culpabilidad

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Llega la época navideña y con ella los turrones, polvorones, comilonas y los días de vacaciones. Si bien este año no podremos reunirnos como tenemos por costumbre, eso no implica que no comamos más en estas fechas festivas. 

Y tras las comidas abundantes, los caprichos y el “es una ocasión especial” llega la culpabilidad. Esos kilos de más nos torturan y nos queremos poner a dieta a toda costa. Pensamos que en enero, sin falta, nos ponemos a dieta y nos apuntamos al gimnasio. Las resoluciones de fin de año siempre incorporan algún tipo de propósito que tiene que ver con adelgazar, comer mejor, hacer deporte… 

Y, ¿cuántas de esas resoluciones cumplimos al final? Pocas. La mayoría se quedan ahí, en mero propósito. Por lo tanto, creo que hay que cambiar el enfoque. Como ya muchos nutricionistas y expertos de la salud y el deporte han mencionado y reivindicado, es mejor seguir unos buenos hábitos durante todo el año. Si conseguimos eso, que nos demos un homenaje en navidades no supone un problema. Esos kilos de más desaparecerán en cuestión de meses, por no mencionar que como contamos con buenos hábitos no sucumbiremos a atiborrarnos en navidades. 

  • Come de todo en pequeñas cantidades

Una de las recomendaciones de los expertos es comer de todo pero en cantidades pequeñas. Así podemos probar todos los manjares servidos, sin privarnos de esos mazapanes que tanto nos gustan, o ese turrón que nos vuelve locos. En lugar de comernos toda la bandeja, cogemos uno o dos. 

  • Come despacio

Otra de las recomendaciones es que, en contra de lo que solemos hacer, que es abalanzarnos sobre toda esa comida que vemos en la mesa, comamos despacio. Yo recomiendo poner poca cantidad en el plato de muchas cosas. Dudo que te quedes con hambre, y tienes hueco para el postre. 

  • Evita los aperitivos

Este apartado es importante. Los aperitivos son peligrosos, porque antes de ponernos a comer ya estamos comiendo. Al final, acabamos mucho más llenos y comiendo mucho más de lo que queríamos o nos hubiese gustado. Un trocito de queso o unas aceitunas no van a hacer daño a nadie, pero es preferible no hincharse a aperitivos, y menos si luego vamos a comer todo lo que nos pongan por delante. 

  • Encontrar el equilibrio es la clave

La clave es, en definitiva, encontrar un equilibrio entre disfrutar de la comida, tener unos hábitos saludables permanentes, y no torturarnos por comer de más. Si lo estamos disfrutando, es mejor dejar la culpa bien guardadita. 

  • Quiérete mucho

Otro punto importante que añado yo es quererse mucho. En el momento en que te quieres aprendes a conocer tu cuerpo y respetar sus tiempos, por lo que es más difícil que hagas algo que pueda sentarte mal, hacerte daño.

El amor propio es lo primero, junto con la salud. Y lo siguiente, disfrutar de la Navidad, que aunque este año sea un poco triste, es el momento de conectar con la familia y pasar un buen tiempo.