historia real la sirenita

Disney va a versionar otra de sus películas. En esta ocasión ha tocado el clásico de La Sirenita, una historia basada en la obra de Andersen que se aleja de la creada por creador de Mickey

La Sirenita, otro de los clásicos de Disney de la infancia de muchos que ahora va a llegar a la gran pantalla con personales reales. Ariel es una sirena de 16 años con mucha inquietud por el mundo exterior. La hija de Tritón, el rey de los mares, la cual se termina enamorando de un humano, el principe Erick. Al cual salva de un naufrágio.

Un amor que le hace ir a visitar a la bruja Úrsula a la cual entrega su voz a cambio de unas piernas. Cuenta con tres días para que Erick se enamore de él, sino lo logra pasará a ser prisionera de la bruja. Pero Ariel termina enamorando al apuesto principe con el que se casaría más tarde.

La Sirenita de Andersen

Como otras películas infantiles de Disney, La Sirenita también esta basada en una obra escrita con anterioridad y que difiere en algunas cosas. Fue Hans Christian Andersen quien escribió la historia en 1837, este también es autor de otras obras como El Patito Feo o La Reina de las Nieves.

En la historia de Andersen el final no es tan idílico como en el clásico Disney. En ésta ocasión la sirenita no logra el amor del príncipe y este se termina casando con una princesa. Al ocurrir esto, el conjuro de la bruja termina por convertir a la joven sirena en espuma de mar. 

Pero, ¿qué quería expresar el autor con esta obra?

Pues bien. El historiador Rictor Norton, con su libro ‘My Dear Boy: Gay Love Through The Centuries’,  desveló la verdadera historia que escondía el cuento, gracias a la correspondencia que consiguió del autor. Este cuenta Hans Christian Andersen escribió esta obra como reflejo de una relación homosexual imposible dada la época en la que vivían (1837).

Este amor era Edvard Collin, al que le escribió «Languidezco por ti como por una joven calabresa… mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad deben permanecer en secreto». Aunque nunca fue respondido por Collin, aunque sí se acordó de él en sus memorias, donde apuntó: «no me encontré capaz de responder a su amor, y eso causó al escritor mucho sufrimiento».